La vitamina B12, también conocida como cobalamina, es vital para el funcionamiento del sistema nervioso y la formación de glóbulos rojos. El organismo no la produce por sí solo, por lo que depende de fuentes externas: suplementos o alimentos fortificados. Muchas personas, incluso aquellas con dieta equilibrada, pueden presentar niveles bajos si no se evalúan regularmente.
Una deficiencia prolongada de B12 puede pasar desapercibida al principio, ya que los síntomas iniciales suelen ser fatiga, falta de energía o sensación de debilidad. Cuando avanza, puede causar hormigueo en extremidades, alteraciones cognitivas o anemia. Por eso, muchas guías médicas sugieren considerar su suplementación cuando hay factores de riesgo, como dieta vegana o mala absorción.
Los suplementos de B12 pueden venir en diferentes formas, como comprimidos, pastillas sublinguales, gotas o inyecciones. Cada formato tiene ventajas según la situación: por ejemplo, las sublinguales se absorben rápidamente y pueden ser una opción ideal si hay problemas digestivos, mientras que las inyectables se reservan para casos clínicos severos.
Entender cómo y cuándo tomar la vitamina B12 permite maximizar su eficacia, evitar desperdicios y reducir riesgos. En especial, aquellos que han tenido deficiencia o siguen dietas selectivas deben prestar atención a frecuencia, forma de ingestión y seguimiento, para asegurar que los niveles se mantienen dentro del rango deseado. Por eso, en esta nota te contaremos todo lo que debes saber sobre la vitamina B12.
Funciones y beneficios de la vitamina B12
La B12 participa activamente en la formación de glóbulos rojos, la síntesis de ADN y el mantenimiento del sistema nervioso. Por eso, mantener niveles adecuados ayudarán a evitar anemia megaloblástica, fatiga crónica, alteraciones sensoriales y deterioro cognitivo. Su rol estructural es clave en funciones físicas y mentales.
Este nutriente también interviene en la producción de energía celular al convertir los alimentos en energía para el cuerpo. Si falta, la sensación de cansancio se hace más frecuente, incluso si el descanso es suficiente. Por eso, en personas con rutinas exigentes o entrenamiento intenso, su aporte puede ser clave para mantener el desempeño y bienestar.
Otro beneficio importante tiene que ver con la salud neurológica. La B12 apoya la protección de los nervios y la mielina, que es la capa que recubre las fibras nerviosas. Sin esa protección, pueden presentarse hormigueo, confusión mental o pérdida de reflejos, lo que en ciertos casos se vuelve irreversible si no se corrige a tiempo.
La vitamina B12 también influye en el estado de ánimo y la producción de neurotransmisores como serotonina y dopamina. En algunos casos, niveles bajos de B12 pueden generar tristeza inexplicada, ansiedades leves o falta de motivación, y esto se revierte una vez que comienza a suplementarse en la dieta. Por eso su uso se recomienda incluso en casos de somnolencia o cuando se siente baja energía de manera constante.
Fuentes dietéticas y suplementos de vitamina B12
Las fuentes naturales más confiables de vitamina B12 son alimentos de origen animal: carnes, pescados, huevos y algunos lácteos. Estos son los que ofrecen la forma activa directamente absorbible por el organismo. Es usual que, en dietas veganas o muy restrictivas, no se obtengan los niveles requeridos solo con plantas.
Algunos alimentos de origen vegetal están fortificados, como leches vegetales o levadura nutricional. Aunque pueden aportar B12, su concentración nutricional varía entre marcas. Por eso, incluso consumiendo estos productos, suele ser recomendable acompañarlos con un suplemento para asegurar niveles óptimos.
Los suplementos vienen en formatos diversos y concentraciones distintas. Por ejemplo, las formas más comunes son cianocobalamina y metilcobalamina, cuya biodisponibilidad puede variar ligeramente. En Chile se encuentran marcas que ofrecen presentaciones adecuadas para veganos, libres de ingredientes de origen animal, y con formatos prácticos para uso diario.
Es importante verificar la dosificación especificada y la frecuencia recomendada. Algunos suplementos permiten toma diaria en pequeñas dosis, mientras que otros se pueden usar semanalmente o mensualmente con una dosis mayor. El formato como se puede apreciar, es variable, para que se pueda elegir según la tolerancia digestiva, disponibilidad y nuestro gusto personal.
Identificación y tratamiento de la deficiencia de B12
La deficiencia de vitamina B12 se detecta mediante análisis de sangre específicos, que miden niveles en suero y marcadores asociados. Cuando existe alteración, el tratamiento puede comenzar con suplementos orales sublinguales o dosis más altas inicialmente.
Las inyecciones de B12 se reservan para casos en donde la absorción intestinal no es buena, como en personas con cirugía gástrica, enfermedad intestinal o ciertos trastornos autoinmunes. Este formato proporciona una vía directa al torrente sanguíneo, salteando la digestión, y suele usarse solo bajo supervisión médica.
El tratamiento inicial puede incluir una “fase de carga” con dosis mayores durante varias semanas, hasta que se normalicen los valores. Luego, se pasa a una fase de mantención en dosis regulares, ya sea diaria o semanal. Esto permite estabilizar niveles y evitar altibajos.
Cuando los niveles se estabilizan tras la suplementación, se recomienda revisión periódica, especialmente en personas veganas, mayores de 60 años o quienes presentan síntomas neurológicos leves. Mantener un seguimiento es lo que evita lapsos y asegura que la vida diaria no se vea afectada.
Recomendaciones prácticas para tomar vitamina B12
Si optas por comprimidos o cápsulas, se aconseja tomarlos con agua y alimentos para asegurar mejor absorción. Aunque no causen molestias, acompañarlos con una comida puede favorecer su paso al intestino y evitar que queden almidonados o reducida su eficacia.
Las presentaciones sublinguales se colocan bajo la lengua hasta que se disuelven por completo, lo que permite una absorción directa por la mucosa oral. Esto resulta útil en personas con digestión lenta o tomas matutinas sin desayuno, ya que el efecto es rápido y eficaz.
Si te entregan inyecciones, éstas suelen aplicarse en glúteo o brazo, con una frecuencia inicial más frecuente que luego se alarga. Aunque esta modalidad se reserva a personas con deficiencia importante, sigue siendo una opción práctica que asegura recuperación rápida sin depender del sistema digestivo.
Independientemente del formato, la clave es mantener constancia, especialmente en los primeros tres meses de suplementación. Después de ese periodo, si los valores están bien, se puede reducir la frecuencia. También hay que estar atento a síntomas como hormigueos, falta de memoria o cansancio persistente, ya que pueden indicar que el seguimiento se debe ajustar.